11:32 | Autor Iglesia Hogar

1. El acies

Dada la importancia que tiene para la Legión la devoción a María, cada año se consagrarán a Ella los legionarios, individual y colectivamente, el día 25 de marzo -o en una fecha lo más cercana a ésa- en un acto solemne llamado acies.
Esta voz latina -que significa un ejército en orden de batalla- designa con propiedad la ceremonia en que se reúnen los legionarios de María para renovar su homenaje a la Reina de la Legión, y para recibir de Ella fuerza y bendición para otro año más de lucha contra las fuerzas del mal. Acies contrasta con praesidium: el primero representa a la Legión congregada, en formación; el segundo, a la misma Legión repartida en diversas banderas, entregada cada cual a su propio campo de operaciones.
Puesto que el acies es el gran acto central del año para la Legión, es necesario subrayar la importancia de que acudan todos los socios. La idea fundamental de la Legión -en que estriba todo lo demás- es que se trabaja en unión con María, su Reina, y bajo su mando. El acies es una declaración solemne de dicha unión y dependencia, la renovación -individual y colectiva- de la declaración legionaria de lealtad. Si algún legionario, pues, pudiendo acudir a la función, no acude, da a entender manifiestamente que no tiene nada o muy poco del espíritu de la Legión, y que no la beneficia gran cosa con haberse alistado en sus filas.
El procedimiento es como sigue:
En el día señalado para la ceremonia se reunirán los legionarios, si es posible, en alguna iglesia, donde se habrá colocado en sitio conveniente una imagen de María Inmaculada, adornada de flores y luces, y delante de ella un modelo grande del vexillum de la Legión, descrito en el capítulo 27.
Empieza la función con un himno, y sigue después el rezo de las oraciones iniciales de la Legión, incluyendo el rosario. A continuación, un sacerdote explicará el significado del acto de consagración que se va a hacer; después de la plática, se inicia la procesión hacia la imagen de la Virgen. Van primero los directores espirituales, de uno en uno. Luego los legionarios, también de uno en uno, o de dos en dos si son muchos. Al llegar al vexillum, cada uno -o cada par- se detiene, coloca su mano en el asta del mismo y pronuncia en voz alta, como acto de consagración individual, estas palabras: Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía, y cuanto tengo tuyo es. Dicho esto, el legionario deja el vexillum, hace una pequeña inclinación de cabeza y se retira. Si por el crecido número de legionarios resultase el desfile largo y monótono, se podrá amenizar el acto con alguna música adecuada.
No se debe usar más de un vexillum; duplicarlos abreviaría el acto, pero destruiría su unidad. Y, además, la prisa añadiría una nota discordante. La característica particular del acies deberá ser su orden y dignidad.
Vueltos a sus puestos todos los legionarios, un sacerdote lee en voz alta el acto de consagración a nuestra Señora en nombre de todos los presentes. Después, todos en pie, rezan las oraciones de la catena. Luego sigue, si hay la menor posibilidad, la Bendición con el Santísimo, y se termina con las oraciones finales de la Legión y el canto de un himno, y el Acies.
Si es posible, inclúyase en el programa la celebración de la Eucaristía, en vez de la Bendición con el Santísimo. Los otros detalles de la ceremonia permanecerían igual. La Eucaristía asumiría en si todas las consagraciones y ofrendas ya hechas, y serviría para presentarlas al Padre Eterno mediante el "único Mediador" y en el Espíritu Santo, y en las manos maternales de "la generosa compañera y humilde esclava del Señor" (LG, 61).
La citada fórmula de consagración: Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía, y cuanto tengo tuyo es, no debe pronunciarse mecánicamente, sin meditarla. Cada socio debe condensar en ella el más alto grado de comprensión y gratitud profunda. Para ayudarse a conseguirlo debería estudiar la Síntesis mariana que aparece en este Manual como apéndice 11. Tal síntesis resume el papel singular desempeñado por María en el plan divino de la salvación, y, por consiguiente, el deber de gratitud que cada uno ha contraído con Ella. Tal vez se podría hacer de esa síntesis el tema de la lectura espiritual y de la allocutio en la junta del praesidium precedente al acies. Se ha sugerido que se use también como el acto colectivo de consagración en la ceremonia misma.

"María es el espanto de los poderes infernales. Es terrible como un ejército en orden de batalla (Cant 6, 10), porque sabe desplegar con estrategia su poder, su misericordia y sus oraciones para derrota del enemigo y para triunfo de sus siervos" (San Alfonso de Ligorio).
18:02 | Autor Comunidades

Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida: mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios creador y amante de la vida. Amén

Juan Pablo II

11:51 | Autor Comunidades

La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero con tal motivo la Legión de María organiza un rosario público en la gruta de la parroquia Santa María a las 19 horas.Los esperamos

23:57 | Autor Comunidades

Tiene su origen en la villa francesa de Lourdes, a orillas del río Gave, cuando una niña llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous, nacida el 7 de enero de 1844, cuando el 11de febrero de 1858 se le apareció una resplandeciente figura vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenía una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario. Bernadette al principio se asustó; sorprendida se arrodilló pues no alcanzaba a comprender lo que había visto y comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo; al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos. Al finalizar la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció, para aparecer nuevamente a los pocos días. El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.

Hubo 18 apariciones entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858. Todas las apariciones se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia. Tomada con incredulidad por el clero en los primeros momentos, la manifestación fue recibiendo con el tiempo una acogida cada vez más favorable, hasta el punto que los mismos romanos pontífices han dado muestra de devoción a la inmaculada de Lourdes y han privilegiado su Basílica.

En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, invitó a la conversión y a la penitencia; pidió que edificaran una capilla y que fueran en procesión y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros. La Virgen le había dicho: "Rogarás por los pecadores...Besarás la tierra por la conversión de los pecadores". Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.

El pueblo presente en el lugar también la imitó y, hasta el día de hoy, esta práctica continúa.

El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña preguntó a la Señora ¿Quién eres?, y ella le respondió: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.

En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.

Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de peregrinación del mundo Católico.

Bernadette fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.

Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.

La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero

10:09 | Autor Comunidades

Esta fiesta, antes llamada "de la Purificación de la Virgen María" recuerda el cumplimiento, por la Sagrada Familia, de la Ley de Moisés que mandaba que a los 40 días el niño debía ser presentado en el templo, y la madre debía realizar el rito de la purificación. La celebración litúrgica de este día comienza con la ceremonia de la bendición y subsiguiente procesión de los cirios y candelas, que simbolizan a Jesús que aparece en el templo "como la luz que ilumina a todas las naciones" -según la expresión del anciano Simeón cuando recibe al Niño Jesús en el templo de Jerusalén-. Por esa razón esta fiesta se conocía antes con el nombre de "Fiesta de las candelas", o "Nuestra Señora de la Candelaria". Con este nombre aún se celebra en muchos lugares. En la Argentina Nuestra Señora de la Candelaria es la patrona de la Quebrada de Humahuaca, donde hoy se la festeja con gran solemnidad.

fuente: AICA